La sencillez encumbras
No tengas miedo, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu dios. Te daré fuerzas y te ayudaré; te sostendré con mi mano derecha victoriosa.
Isaías.
Languidecía, solo, pereciendo en el mundo;
miserable, sin luz, en oscuras prisiones,
hundido, sin piedad, por un sinfín de burlas
ceñidas a mis ojos, sin amor, ofuscados.
Viniste a socorrerme llevándome a tu diestra.
Hoy puedo ser quien soy, libre de la ojeriza,
que destruye a los hombres con la desolación
( carcomidos de sangre, no sienten tu ternura ).
Ahora soy -me miras- puedo oír tu palabra;
el roce por la lengua, que abre el entendimiento,
decantando el licor. No tiene fin la noche.
Gozo de tu ambrosía -sutilmente- sublime,
dormido en tu recámara, vislumbro la bondad:
La sencillez encumbras -esparces supernovas-.