Vale la pena
Veo los campos de trigo,
hombres y mujeres recogiendo espigas.
Oigo la música de fondo
que ilumina el porvenir.
Veo el futuro de las manos.
Oigo la sombra
que se desvanece
y tengo el corazón
alojado en la nostalgia:
como una vieja canción
late fuerte durante la criba,
cuando uno piensa si vale la pena
entregar la vida que cae
entre tanta sombra y tan poca luz.
Si al menos una sonrisa
provocara otras:
aun siendo enterrada,
aun siendo inservible
la cáscara del grano,
con todo el peso de la tierra
encima,
toda la soledad
por los siglos de los siglos
encima.
Aun así,
con el olvido de los campos
que borra amaneceres
y apaga los sentidos,
vale la pena sembrar
siempre con esperanza.