Sobre la visión

Si quieres completar el cuerpo diamantino sin desprendimiento,

Tienes que calentar con dedicación la raíz de la consciencia y la vida.

Tienes que iluminar la tierra bendita siempre cercana

Y dejar que ahí habite siempre escondido tu verdadero yo".

HUI MING CHING*

Vivo sin mí: ausente. No soy el cuerpo, que ven. El cuerpo, que nace y muere, no soy yo.

Deshecho la imagen, que me devuelve el espejo. No me identifico con el número del DNI, la nacionalidad, el género, la filiación sanguínea, el trabajo, el ser o no ser bueno, el ser o no ser malo, la series, los libros, las vacaciones, las ilusiones, los sueños, tantos deseos sin objeto -abrumadoras cargas-.

Escribir poesía me llevó a soltar, y soltarme de mí. No queda nada.

Escribo sobre la visión profunda; estando todo por hacer. La visión no es la imagen que todos conocemos, o la idea, que todos manejamos, sobre el mundo y nosotros mismos, la trascendencia, dios y todas esas cosas. La visión tiene profundidad por la textura de las palabras, aun antes de ser concebidas, en la vibración del sonido. No depende de los sentidos externos. Uno ve la danza de la vida. No hay diferencia entre quien observa y lo observado. Aparece un vacío, que es uno mismo, en la consistencia, la plenitud y la dicha de Ser.

Siendo el vacío, que todo lo contiene, soy todas las cosas. No tiene límites el amor, que se expande. Razón por la cual escribo y sufro con quienes sufren; siento la zozobra del mundo, en mis huesos, la herida del espíritu, en mis carnes, la sangre de los niños -poemas mutilados en la guerra, o perdidos en un centro comercial-.

Sobre el tamiz de alas, que atraviesan el firmamento, escribo. Sobre la visión, me subyugo a la belleza. Mi palabra no conoce la muerte, es anterior al mundo del engaño. Nace del espíritu y al espíritu regresa. A su paso elimina las cargas.

* Hui Ming Ching: Tratado sobre el cultivo de la vida. Libro clásico del taoísmo, escrito por el maestro Liu Hua-Yang.