Llaman a mi puerta
¿Por qué esta noche, amor,
a mi puerta golpeas insistente?
¿A quién, a cuál Señor
buscas tú tan ardiente?
Dime, que tu dolor a nadie miente.
Desollada mi piel
soporto pesadumbres y malvivo:
tristísimo anaquel
de miserias cautivo
arrojadiza rama del olivo.
Sajo ahora mi frente
al bruno transitar de tu mirada
que se hace remanente
en tanto está obligada
a ser de todo el mundo pobre criada.
Heme aquí derramado
como un cruel espejismo en el desierto
por Europa olvidado;
por las aguas cubierto
migrante que se ahoga sin su puerto.
Con razones mayúsculas
ABRO mi corazón a tus llamadas
respondo con minúsculas
liras de amor honradas
a tus ojos tan tristes arraigadas.