Lavandas
A quienes olvidan
por el Alzheimer.
Quisiera ver los rostros.
Sigo perdido en el recuerdo.
La claridad de la mañana alumbra
la oscuridad de las voces,
que me resultan familiares,
aun sin saber de Quién son.
Camino de la mano de un niño
que baja para ver a las mujeres,
lavando nueve lunas
por el reflejo del manantial.
Ocultos, entre los árboles,
respiramos fragancias juveniles,
mecidos por el aire azul del Amor.
Amo a las mujeres, los rostros, aun sin recordar.
También a vosotros, hijos míos, os quiero mucho.
Adoro las blusas,
soles brillando en las mejillas;
el rubor del bosque,
que tanto queremos
contando atardeceres.
Me espera una mujer,
lavándose en el río.
La luna retira el velo,
figura la ausencia
perfumando lavandas.