Jornaler@
Enterrado en un campo de cebada
siento los latidos de las cosechas.
Aún mis huesos resisten,
suspendidos en el humus
que alimenta vegetales.
Siento la penuria de la mujer,
el sudor de la frente quebrada
que se inclina buscando el fin
de la esclavitud por un jornal.
Peonan cruentos latifundios;
errantes sin poseer la tierra,
silenciosos, como cayados
que caminan hacia el exilio.
Más resisten mis huesos
la explotación de la mujer.
Conocí el trabajo a jornal,
la desposesión de la vida.
No me soborna la muerte
con la promesa de la paz;
me levanto
en humus floto libre de cotizaciones
y siento la hondura de la esclavitud.
Quienes me honran ven la cebada
que crece abarcando los corazones
en un solo corazón invencible.
Mientras aún resistan
mis huesos inocentes,
los acogeré en mi seno
y obtendrán sus frutos.