Jornaler@

04.07.2024

Enterrado en un campo de cebada

siento los latidos de las cosechas.


Aún mis huesos resisten,

suspendidos en el humus

que alimenta vegetales.


Siento la penuria de la mujer,

el sudor de la frente quebrada

que se inclina buscando el fin

de la esclavitud por un jornal.


Peonan cruentos latifundios;

errantes sin poseer la tierra,

silenciosos, como cayados 

que caminan hacia el exilio.


Más resisten mis huesos

la explotación de la mujer.

Conocí el trabajo a jornal,

la desposesión de la vida.


No me soborna la muerte

con la promesa de la paz;

me levanto 

en humus floto libre de cotizaciones

y siento la hondura de la esclavitud.


Quienes me honran ven la cebada

que crece abarcando los corazones

en un solo corazón invencible.


Mientras aún resistan

mis huesos inocentes,

los acogeré en mi seno

y obtendrán sus frutos.