Hoy el tiempo
Hoy el
tiempo me recuerda a mí. Desnudo,
me señala en el calendario, desprovisto de intenciones,
camina conmigo hacia ningún lugar. Es terriblemente
dulce su voz de armiño, corriendo por la nieve
cuando comienzan a deshacerse los primeros témpanos
y empapa, la inocencia, las grietas de mis manos;
por donde el silencio hace mella, sigue el curso
de la corriente. Hoy el júbilo hace aguas, nutricio,
bregando
lejos del fin, si nada propio, condolido
en la austeridad de la tierra, que llaman futuro
quienes olvidan al viajero y cuentan los días
con bolígrafo rojo, recordando la sangre -imposible,
si el crepúsculo es todo cuanto soy, y son quienes señalan
mi nombre presente-.