En mí por ti ( I )
Algo, que no es propicio a la mentira, cuya inmediatez, oculta en los jardines, aterra, conoce mi nombre e incita mi ser tú.
He querido ver las brasas en esa luz que a mí se dirige sin subterfugios. Pero, el recuerdo, oculto en la sombra, persiste como un cuchillo de hondas magnitudes.
Ahora, silencio la voz inútil que reviste la mirada. La libertad, en cuanto se refiere a mí, es escribir algo sobre ti, algo que no sea repetición. Recuerda que no tuvimos tiempo suficiente -fue tu madre, la mía, la que se ocultaba en el acero- ¿recuerdas?
Heme cansado de experimentar. Un nido de alondras que colme la sed de justicia, solo te pido; tu cabeza en mí como la noche derramada en cuencos. Eso es todo. Entonces, qué
qué inútil cruzada, patíbulo de ruiseñores ahogados en la fuente. - ¿Recuerdas cayendo los árboles bajo las aguas del cielo? ¿O el rostro ensangrentado de luz levantando barrizales? -
Te hablo como la primera vez porque es la última. No hay aguas sobre las aguas ni abismos bajo los abismos. Es cierto, aunque no podamos decir nada creíble.
No quiero con esto decir la verdad, sería pretencioso descubrir mis intenciones. Ah, tanto me duele la savia del árbol donde descansas alumbrando la noche de estrellas de fuego a años luz de sonreír.
No, es la única posibilidad
que me queda, no puedo verte sobre mí sin que la herrumbre pesada de los siglos
me sacuda e incite en mí la utopía, que perece de niño siempre viejo.