Elegía a los justos

11.11.2024

El dolor se tatúa

tu nombre en la espalda.

No sabe mentir. No muere.

Haciendo retroceder la sombra

hasta el límite donde acaba un dolor

y otro comienza

toco el agua.

Soy yo quien recojo

lentamente

al último pájaro

que clavó sus alas en tu boca.


Doy la buena nueva

ahora que todos olvidan tu muerte en la cárcel

con tu mujer en brazos,

los pechos caídos,

el silencio de una cebolla,

y un hijo temprano en sudor

que no comprende

que siempre mueren los mejores

porque saben morir.


*

Yo sé

que aquel pájaro

que dejó de cantar en tus rejas

ha escrito más nombres en lápidas.

Está en esa rama

suspendido en un silencio profundo

que se hunde en mi corazón.


Alejados ambos de la sombra

por el primer rayo de sol,

aquí clavados a los sollozos

¡maldito rayo que todo parte!


Ahora

que el cielo está demasiado rojo

por el amanecer de los cuerpos.


Porque hemos vuelto a morir

aquí estamos aún más justos.

¡Compañero! ¡No estamos solos!


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