Corazones sin rostro
La noche que tiene tu nombre
grabado en plenitud de sombras,
que preñadas del silencio -de manos
toscas en el plazo vencido sin lumbre-
vierten rostros pálidos en cuencas
cubiertas de musgo blanco y heces
amorfas en la exactitud del vértigo.
Viene con el cuerpo desnudo del sol
-pasto de abejas soporíferas en el ojo-
quebrando la copa de miel encendida,
que resbala por la vegetación sintética,
maquetada en futuribles vidas animales
en criptas de la síntesis del pensamiento
mineralizado esta noche que despierta,
que tiene tu nombre cabizbajo
y resuelto a la luz de siete velas
fulminando por toda la eternidad
nuestros corazones sin rostro.