Cementerio de verrugas

03.05.2025

Espachurradas con la pinza de los dedos,

el mal olor las arrastra a los márgenes,

donde nadie entra por propia voluntad.

Caen en extramuros junto a cipreses

que dan pomada a la cresta del gallo

y donaire a las tumbas a ras de tierra,

donde nadie entra por propia voluntad.

Nadie entra por propia voluntad al atrio

donde arden las tripas de la decrepitud.

El sol zahiere la arrogancia de la piel,

cuece las "patas de gallo" al mediodía

y triunfante pasea por el cementerio,

donde nadie entra por propia voluntad.


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