Cantan

09.01.2024

Mi cabeza rota oscila. En nauseabunda floración

escribe azul; el pensamiento marginal de venas

colinda con el ancestro animal

atravesado por la espiga.

El punto rojo eleva el canto

de la perdiz al firmamento.

Y una estrella rota

en mi frente escribe

la historia olvidada.

Limita la blanca sangre la voz dormida

en aceros luctuosos con forma de espada

y vacío de luna virgen.

Acuciado, el sol, la mano atraviesa,

sacudiendo el furor de las brumas;

tras del vidrio un pueblo escribe

el arca vacía bordada de letras

mojadas en vino añejo.

El invierno provee vigas de nieve.

Las lenguas levantan los rastrojos.

Arde la fertilidad en estancias

colapsando viejas herramientas

en fluctuantes síncopes de neón

tamizando desvanecimientos.

Mi familia me recuerda, oculto en toneles de vino, me transportan.

Vienen de la Sierra Morena. En la Alhambra depositan el aliento.

El punto rojo del ardiente cantar,

por la guardia civil acorralado,

ensalza la blancura del anillo.

Bate plumas la hoguera

de ángeles incendiada,

cubriendo de cenizas

la visión del tiempo.

Cantan, los gitanos,

ocultan mi suerte.