Blanca paloma
La
blanca paloma se refugia en mi pecho
tiemblan penosamente sus alas abatidas
que sangrantes anhelan remontar vuelos.
Oigo zozobras de dolores emplumados
por la crueldad una herida incendiada
que solloza en mi busto abandonado.
Transparente susurra canciones de amor
cuando mis lágrimas tocan la beatitud
la blancura que me llena de emoción.
Mi vista recorre hermosos destellos
desprendidos de su ingenua mirada
y me parecen sublimes sonajeros.
En mis manos reposa vulnerable
la ilusión más prístina de un niño
la blanca paloma adorable.
Yo beso sus plumas destrozadas:
ella viene conmigo a romper el mar
de lastimados vuelos por entrañas.