Al fin la verdad

07.11.2024

Despojado de mí, sin ambiciones, vivo
la bienaventuranza de amar esta pobreza
que sopla el aire fresco de los días felices
por donde van mis pasos hacia el sol que ilumina.

Completamente absorto, amo las madrugadas
que vienen a mi encuentro; agudizo la mente,
viviendo aquí y ahora, me entrego al porvenir,
llevo en mi corazón la risa contagiosa.

Contemplando el vacío, desecho los embustes
que nublan la razón; despierto a lo real,
abriéndome al espacio de la dicha absoluta.

Reinventando caminos, así puedo saber
que mi vida es la infancia más allá de los tiempos
porque al fin la verdad resplandece en mi rostro.